Moisés estaba en el monte Nebo, desde dónde el Señor le permitió contemplar la Tierra Prometida. La podría ver, pero no podría entrar en ella. En ese mismo monte iba a morir. Pero antes de morir, Moisés pronunció esta bendición sobre el pueblo de Israel. Él bendijo a todas las tribus, con excepción de Simeón, ya que su territorio estaba rodeado por el de sus hermanos. Estas bendiciones representan el deseo de Moisés para cada una de ellas, y también reflejan alguna característica de cada tribu. Pero al terminar, Moisés les recuerda a todas ellas que Dios es su refugio. Dios es el escudo de Israel, y también su espada triunfante. Dios es quien los ayuda y los defiende. Las bendiciones siempre proceden del Señor. Él puede fortalecer y enriquecer a un pueblo. Pero nunca debemos olvidar que es Dios quien bendice. No debemos pensar que se trata de suerte, ni de mi habilidad y fuerza, sino que todo lo que tenemos, lo recibimos del Señor, por su amor y misericordia. Que el Señor te bendiga.