Una tarde del verano de 1916 a los tres pastorcitos se les apareció el Ángel de Portugal por tercera vez en este caso para recordarles la importancia de orar que tan importante era para ellos y para la paz de Portugal.
El Ángel ya en su primera aparición; les enseñó la siguiente oración: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman".
Jacinta y Lucía le tuvieron que enseñar la oración a Francisco, ya que el fue también testigo de las apariciones pero no pudo escuchar la voz del Ángel.