Mar 29 2022
G11 Cuando los oolitos marcan la diferencia
Roberto Bueno Hernández
Aunque no es infrecuente la existencia de dunas fósiles, existe un tipo de ellas especialmente interesante debido a su composición. Mientras que las habituales dunas litorales suelen estar compuestas de granos de cuarzo, las dunas oolíticas están formadas por oolitos, esferas de carbonatos sedimentados en capas concéntricas en torno a un núcleo central. En el caso de la paleoduna de la imagen, situada en el Parque Natural de Cabo de Gata, en Níjar (Almería, España), los oolitos están formados por capas de aragonito, forma cristalina del carbonato cálcico, que le da a la duna un específico color blanquecino. La formación de estos oolitos se asocia con aguas someras y cálidas, saturadas en carbonatos, y donde el movimiento continuo de las olas ayudaría a formar las capas concéntricas de aragonito alrededor de los granos de arena del fondo. Posteriormente, la continua acción del viento dominante, que expulsaba los oolitos del fondo somero y los acumulaba en tierra firme, inició el proceso de formación de una duna oolítica que, fosilizada y desgastada por el mismo viento que ayudó a crearlas, ha llegado hermosa hasta nuestros días.