Después de vivir un tiempo en un monasterio hinduista y de viajar por dos años por Latinoamérica, Nando Calderón llegó a Bogotá y abrió Mestizo Vegano. La única certeza que tenía era que ese lugar iba a recoger su trayectoria en sudamérica y que quienes lo visitaran podrían probar sabores desde La Patagonia hasta México, todo en versiones veganas. Para él, cocinar está conectado con el servicio y por eso su proyecto, más que un restaurante, es un espacio cultural que promueve el arte, la enseñanza y la comida consciente.